El ladrón entró de noche, rompiendo una pared, y se llevó unas lámparas, tres cruces de plata y cálices y patenas. Pero no se asusten, esto fue en 1621.
El vecino Juan Manuel Blanco nos envía un documento referente a este hecho, que se localizó en el Tomo XIII del inventario general de manuscritos de la Biblioteca Nacional de España (BNE). Tras solicitar copia del mismo se obtuvo una copia digitalizada compuesta de dos páginas y media escritas en letra procesal. La transcripción de dicho texto fue llevada a cabo por el Grupo de Trabajo de Paleografía de la Asociación Cultural El Ponderal, quedando sin transcribir una docena de palabras de difícil interpretación las cuales fueron finalmente resueltas gracias a la colaboración de una experta paleógrafa ajena a la Asociación.
El texto dice así:
El teniente Sánchez de León fue en dias passados a la Sala, a consultar una caussa que havía echo contra unos ladrones, que avian robado la yglesia de Nuestra Señora del Hoyo, llebando de ella de noche, y rompiendo las paredes para entrar, las lamparas que alumbraban la imagen, tres cruces de plata, los calices y patenas con que se decía missa. Y aviendo visto la caussa con un ladron que confesso averse allado en el hurto y con Tomas de Texeda platero, que tanbién confesso aver ido a la puente segobiana a donde tenían enterrada la plata los ladrones con ellos por ella, y comprándoles, saviendo que hera hurtada, mucha parte de unas lamparas y otras cosas, y entre ellas una patena de caliz, y de ellas aver hecho virillas de chapines para mugeres. Y echa averiguación de los muchos hurtos que los plateros encubren desta manera, pareció a la Sala remitirle la caussa al teniente, aviendo consultado que devian ser ahorcados el ladron y platero. Y se executo en el ladrón la sentencia, y estando en la capilla el platero, se mando, según he entendido por el consejo, suspender y que le oyessen en grado de suplicacion, porque acudio todo el gremio de los plateros, dandosse por ofendidos de que se ahorcasse ninguno. Y aviendose sustanciado la caussa, quedando legitimamente conclussa en grado de revista, y pressentado en ella un aserto perdon condicional de los mayordomos de la ermita, se volvio a ver en la Sala y fue toda ella del parecer, sin duda ninguna, de confirmar la sentencia del teniente en grado de revista y se le remitio para que la executasse ayer. Esto es todo el discurso, y vuestra Ilustrisima halle la necesidad que hay de exemplo publico en los plateros. Tras todo esto, su majestad es dueño de todo y puede hacer lo que fuere servido, pues esta en su mano perdonarle en quanto a la justicia. Dios guarde a vuestra Ilustrisima, como puede, de la possada.
29 de Agosto de 1621 años
Pedro Diez (rúbrica)
El propio Juan Manuel Blanco y Adrián de la Fuente, ambos de AC El Ponderal, explican lo sucedido para mejor comprensión….
El texto se explica por sí solo. Un ladrón rompió los muros de la iglesia de Nuestra Señora del Hoyo, para robar los objetos de plata que se encontraban allí. Dado que en el texto alterna el término iglesia y ermita, no sabemos si sería el actual teatro de las Cigueñas, que data del S.XVII, u otro edificio sacro que hubiera en el pueblo. Se localizó al ladrón y a un platero cómplice, los cuales enterraron la plata en la Puente Segoviana, que muy posiblemente se refiera al antiguo Puente de Segovia de Madrid, que se hallaba a unos 95 metros al norte del actual.
El platero, sabiendo que la plata era robada, se prestó a darle salida, transformando parte de ella en virillas o tiras que, cosiéndose entre la suela y la pala, daban fuerza al calzado; los chapines eran una especie de zuecos que iban sobrepuestos a los zapatos y que, al levantar el cuerpo del suelo, protegían del barro.
Acorde al manuscrito se ahorcó al ladrón y cuando estaba en capilla el platero, probablemente en vísperas de su ejecución, se presentó el gremio de plateros en su ayuda consiguiendo que se suspendiese temporalmente la ejecución obteniendo el perdón condicional de los mayordomos de la cofradía de Nuestra Señora del Hoyo que contaba "con muy decentes fondos" y estaba "compuesta de muchos vecinos, y algunos muy distinguidos títulos de Castilla", según el historiador local Alberto Clavero en su libro Hoyo de Manzanares en la Historia .
Finalmente la Sala por unanimidad volvió a confirmar la sentencia, quedando la ejecución de la sentencia en manos de una instancia superior y, bajo la potestad del rey Felipe IV, que había ascendido al trono el 31 de marzo del mismo año, de otorgarle el perdón.
El texto nos deja ver la importancia que tenían los plateros en aquella época, ya que, primero, consiguen suspender la inminente ejecución de su compañero y, en segundo lugar, consiguen que la cofradía de Nuestra Señora de Hoyo le otorgase un perdón condicional cuyos términos no conocemos. El hecho que el remitente transmita a su superior "la necesidad que hay de exemplo publico en los plateros" nos indica que el robo no sería un caso aislado, sino una práctica habitual; la cual, muy posiblemente, sería un secreto a voces, del cual el gremio salía airoso numerosas veces gracias a su influencia.
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