ntonio Romero y Antonio Mínguez, ambos del Club Ciclista Delfos (en la foto). Es tal el caudal que llevan los arroyos que inundan el camino que a veces los ciclistas (en la otra foto) tienen que echar pie a tierra y a agua y buscar el lugar de paso más idóneo.Osvaldo Menéndez, autor de las fotos, dice que “todos los arroyos viven días de esplendor y desde la parte alta de Las Cacadas, que
tienen un enorme caudal, se ve una imagen de rocas brillantes, producto del efecto óptico que muestra el granito, el agua y el sol, que es digno de ver”.
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