Aunque todo parecía indicar que otro año más no iba a celebrarse la Procesión del Silencio, el tiempo dio un paréntesis de nieve y lluvia, pero no de frío, y las andas de Jesús crucificado y la La Dolorosa recorrieron varias calles del pueblo. La procesión no estuvo ajena a varios pormenores, pues la virgen perdió su corona nada más empezar el itinerario y después el viento y el movimiento del carro provocó la pérdida del manto.
La Hermandad de la Virgen y el Santísimo no participó en los actos religiosos de esta Semana Santa, que se ha tomado un tiempo para reflexionar.