Esta vez, han sido los patos. Unos desaprensivos han abierto un agujero en el recinto donde estaban, y los han robado. Es la tercera vez desde el pasado verano que el Aula Apícola Sierra de Hoyo sufre daños de distinta consideración en sus instalaciones.
“Lo más triste es la sensación de que no es posible hacer nada por bonito que sea sin que alguien se empeñe en destrozarlo, y las caras de los niños cuando se han enterado”, afirma Clara Núñez, responsable del Aula Apícola Sierra de Hoyo.