Nunca un balón se había convertido en gran protagonista fuera del terreno de juego como el que colocó el sábado por la mañana ante la embajada de Francia en Madrid, junto a cientos de flores, el jugador de la selección española de fútbol Cesc Fàbregas. La fuerza de las redes sociales y los twitter fueron las culpables de que un balón que en letras rojas decía “Aficionado Hoyo” se convirtiera en hermoso protagonista.
La historia es muy sencilla: el acto de Cesc Fàbregas de llevar un balón a la embajada francesa tras los trágicos sucesos del viernes por la noche en París, repudiados por el mundo entero, era en recuerdo de todos aquellos que perdieron la vida en los atentados que ensombrecieron París y que pudieron ser aún más graves de haber podido entrar en Saint Denis aquellos que, envueltos en explosivos, intentaron acceder al estadio donde Francia y Alemania jugaban un partido amistoso, bajo la dirección del árbitro español Mateu la Hoz, con sus asistentes y con Clos Gómez como cuarto árbitro.
La imagen de Cesc colocando el balón ante la embajada francesa de Madrid fue portada el domingo en el diario “Marca”. Las fotos las había realizado Pablo García Sacristán, uno de los mejores fotógrafos deportivos españoles, ahora en el diario Marca, pero también uno de los jugadores del primer equipo del Club de Fútbol Hoyo de Manzanares de Primera Regional.
Pablo, al que sus compañeros consideran imprescindible en un club como el de Hoyo de Manzanares por lo mucho que hace por mantener unido al equipo y a todos sus compañeros, acordó con Cesc llevar el balón al santuario de flores de la embajada francesa. Sólo Pablo hizo las fotos, pero el balón quedó junto a la verja entre ellas.
Los fotógrafos que se acercaron posteriormente hasta la embajada fotografiaron las flores y lógicamente el balón. En ese momento vieron que ponía “Hoyo aficionado” en tinta roja. Todos se preguntaban quién lo había puesto. El balón que usó Cesc era del CF Hoyo porque en ese momento Pablo lo tenía en el maletero de su coche, y como nos lo había dado la Federación, lo utilizó para que lo entregara Cesc. De esa forma el Club de Fútbol de Hoyo formó parte sin quererlo, pero ahora orgullosamente, de un acto que todos hubiésemos realizado con miles de balones si de esa forma nunca más en el mundo se repiten sucesos como los acontecidos en París el viernes pasado.
JOM
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