martes, 13 de septiembre de 2016

Víctor Barrio recibió un precioso homenaje en la plaza de toros de Hoyo de Manzanares

Minuto de silencio en la plaza de toros de Hoyo.
Foto #Caminohacialasventas2016
El pasado sábado los aficionados a los toros de Hoyo de Manzanares y de muchas localidades de Madrid le brindaron a Víctor Barrio, que perdió la vida el pasado 9 de julio en la plaza de toros de Teruel, un modesto homenaje cargado de cariño y agradecimiento.
Víctor Barrio había toreado en Hoyo en los años 2009, 2010 y 2011 dentro de las fiestas patronales. El diestro segoviano tenía 29 años y vivía en Sepúlveda, donde luchaba por un toreo mejor que llegara incluso a las escuelas. Gracias a Florentino Martínez, Hoyo se volcó en el homenaje a Víctor Barrio. Hasta Hoyo se desplazaron cuatro miembros de la Asociación Cultural Taurina Amigos de Víctor Barrio de Sepúlveda para recibir una placa que le hizo entrega el alcalde, José Ramón Regueira, y un ramo de flores que los cuatro –Antonio Benito (vicepresidente), Álvaro Pérez (tesorero), Millán García (secretario) y Diego Clemente (vocal)- le hicieron llegar a la mujer del Torero, Raquel Sanz, periodista de profesión, al día siguiente.
Victor Barrio recibió un trofeo en el
Centro de Cultura de Hoyo en 2010
(victorbarrio.es)
Todas las peñas estuvieron presentes en el acto (La Caldereta, El Botijo, Grupo Olma, El Cocido, Los de Siempre y Uno Más, Familias Numerosas y el Huevo) al igual que el Club de Fútbol de Hoyo de Manzanares que quiso unirse al proyecto que quiere dar valor a la frase “grandes toreros, mejores deportistas” y que ha respaldado la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid y la AEPD. Su vicepresidente Miguel Ángel Yáñez, cuya voz ha hecho historia en Radio Nacional de España, fue el encargado de conducir el acto de la entrega de los recuerdos y de propiciar con el mayor de los respetos un minuto de silencio que nadie conseguirá olvidar.
La novillada, dentro del denominado “Camino hacia las Ventas”, fue buena porque los tres novilleros, Ignacio Ruiz, de la Fundación El Juli, Alberto Martín, de la Escuela de Colmenar Viejo, y Aarón Rodríguez –cortó una oreja- de la Escuela de Madrid, se entregaron con todo lo que llevan dentro ante novillos muy buenos, pero peligrosos por su encaste y bravura.

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