Nuestro vecino José Hernández vuelve a abordar el tema de la naturaleza en Hoyo de Manzanares, esta vez desde de la causa de la invasión de jabalíes y los destrozos que producen en algunas urbanizaciones como El Picazo, El Roquedal o la Orotava.
"La extensa zona que ocupa la cuenca alta del río Manzanares en la Comunidad de Madrid fue declarada en 1985 parque regional de alta protección, y ocho años después La Unesco reconoció también ese espacio como reserva de la biosfera. Estos reconocimientos se hicieron con el fin principal de poner freno al deterioro paulatino que muchas conductas incívicas y determinados oficios tradicionales, como la cantería, suponían para el medio ambiente y el paisaje.
Analizados ahora desde un punto de vista amplio, son positivos los resultados de ambas declaraciones, pero, como en casi todo, con el tiempo han aflorado efectos secundarios no deseados que tienen que ver con derivadas que, en mi criterio, se subestimaron o no se tuvieron en cuenta.
Una de las consecuencias indeseables es el incontrolado aumento de la población de jabalíes, que desde hace tiempo campan a sus anchas fuera de su hábitat natural causando tremendos destrozos en jardines públicos y privados. El problema ha llegado a proporciones tan alarmantes en Hoyo de Manzanares que no se sabe muy bien cómo atajarlo. Está claro que hay que reducir drásticamente la población excesiva de estos animales, pero lo que no parece tan claro es cómo. Un método eficaz sería descastarlos sin contemplaciones mediante cacerías, aunque, en mi opinión la práctica de este tipo de caza -a ojeo- supone un evidente riesgo en fincas donde hay especies animales en peligro extinción, porque algunos ejemplares de esas especies, un gato montés, por ejemplo, podría ser alcanzado por una bala perdida, acabar en las fauces de un perro de la jauría o seriamente afectado por el estrés que supone la inevitable violencia de esa modalidad de caza.
Otra manera, que se ha apuntado en reuniones entre propietarios de urbanizaciones afectadas y el ayuntamiento, sería cortar estratégicamente alguna calle, poner jaulas con cebos, instalar pasos canadienses, y alguna medida más pendiente de estudio; todo ello, a mi entender, de resultado incierto.
La cosa es que en nuestra urbanización de El Picazo el jardín está devastado y siguen entrando los jabalíes noche tras noche sin visos de que el problema tenga solución ni a corto ni a medio plazo.
El hilo de todo esto me ha hecho reflexionar sobre una cuestión que quizá también sea nefasta consecuencia del crecimiento incontrolado de jabalíes: Conozco y recorro desde hace muchos años el campo de Hoyo, y, hasta hace unos pocos, nunca vi una pradera hozada de la manera casi total que ahora se ve, y era de lo más normal tropezarse con muchos lagartos ocelados y culebras, que ya son una rareza en nuestro término municipal.
Como sabemos, estos reptiles y ofidios, salvo la víbora, son ovíparos y ponen sus huevos en nidos sobre el suelo o en galerías no muy profundas; y, teniendo en cuenta esto, me pregunto, ¿no serán los jabalíes, porque se coman los huevos, los causantes principales de la casi desaparición de las esas especies? Me gustaría oír la voz de algún experto en la materia: sin duda, nos ayudaría.
De llegar a la certeza de que esta teoría es verosímil, mal negocio estamos haciendo descuidando la obligada vigilancia para cortar sin contemplaciones los efectos indeseables generados por el más que alarmante aumento de cerdos salvajes en detrimento, puede que irreversible, de otras especies. Hay que pensar en esto muy en serio, porque si todo queda en una declaración de buenas intenciones, mal lo llevamos. Veremos qué pasa".
La alimentación de los jabalíes
Son animales catalogados como omnívoros, sin embargo la cantidad de animales que consumen es mucho menor a la cantidad de materia vegetales que ingieren. Su dieta principalmente se rige por frutos, raíces, semillas y vegetales, aunque también comen rizomas, bayas, ramas, brotes, cortezas y por supuesto hojas. En materia animal su dieta se basa en pequeños animales principalmente serpientes, roedores, ranas, huevos de otros animales, lombrices, peces, cangrejos y carroña dejada por otros depredadores.
Sus hábitos alimenticios dependen mucho de la zona en donde vivan, las temporadas y los cambios climáticos. Utiliza sus pezuñas para escarbar al igual que sus largos colmillos, para buscar alimentos que se encuentren bajo tierra como raíces y
pequeños animales subterráneos.
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