Son varios ya los que me piden unas letras en este tiempo tan difícil que nos está tocando vivir.
Aquí van una serie de reflexiones personales y también algunas ideas de cómo estamos viviendo todo esto desde la Parroquia.
En primer lugar, me gustaría destacar tantas muestras de cariño y apoyo de tantos vecinos del pueblo (feligreses o no) que con sus llamadas y mensajes nos acompañan tanto al P. Manuel como a mi durante estos días. Es repetir una vez más, cuánto nos sentimos queridos en este pueblo de Hoyo de Manzanares.
Como os podéis suponer, todas las actividades de la Parroquia se han suspendido de manera presencial, salvo casos de extrema necesidad pastoral y casos de atención especial de Cáritas. En ambos casos (muy pocos) se respetan las medidas y protocolos sanitarios. Todos los grupos de Pastoral se realizan online o por tlf. siguiendo las recomendaciones tanto del BOE como las de nuestro Cardenal-Arzobispo de Madrid.
Nada más empezar este tiempo tan peculiar, Paco Moreno (Sonido DOS-40), se puso en contacto conmigo para ofrecer sus equipos para la retransmisión a puerta cerrada de las celebraciones en la Parroquia. Muy agradecido.
Justo después me llamó Julián, nuestro alcalde, para el ofrecimiento, lo ha hecho en varias ocasiones, de todos los servicios del Ayuntamiento que la Parroquia pudiera necesitar en dicho tiempo. Muchísimas gracias también.
Tanto con Antonio (Policía Local) como con Heliodoro (Guardia Civil) hemos mantenido conversaciones para que la Parroquia ayude a mantener las medidas de seguridad ante la epidemia de COVID-19. Desde aquí también va mi más sincero agradecimiento por la labor (que a veces no nos gusta, pero tan necesaria es para acabar con esta pandemia) que están desempeñando tanto ellos como sus equipos respectivos.
Uno se llena de esperanza al ver cómo van las cosas en el pueblo, por ahora, pero no es por
casualidad. Eso dice mucho de nuestros vecinos, de que cada uno se lo ha tomado en serio. Pero no podemos bajar los brazos, eso piden nuestros cuerpos de seguridad. Tenemos que hacer un último esfuerzo para que la situación siga así. Y eso depende de todos, de cada uno, porque no sabemos hasta cuándo va a durar esta situación.
Desde la Parroquia (el conjunto de feligreses de Nuestra Señora del Rosario, no el edificio) sobre todo lo que hacemos es rezar. Por eso nosotros, en este tiempo, nos reunimos todos a rezar sin estar juntos físicamente, por las circunstancias. Es decir, por ejemplo, sin poder comulgar sacramentalmente. Tan necesario para nuestra vida de fe.
Rezamos por los fallecidos, por los enfermos y por sus familias. Rezamos por los que están o se sienten solos. Por los desesperados o los que han perdido la paz. Rezamos por el personal sanitario y por todos aquellos que en sus profesiones están arriesgando sus vidas para frenar esta Pandemia. Incluidos los sacerdotes como luego explicaré.
La Parroquia está muy unida en la oración. Cada uno en su sitio, pero con el mismo corazón. Tengo tantos testimonios, de familias enteras del pueblo, reunidas frente al televisor ofreciendo la Misa retransmitida, o rezando el Rosario u otras oraciones por estas intenciones, que uno se da cuenta de dónde a uno le viene la fuerza. Del poder de la oración. Nuestra labor es una tarea invisible a los ojos del mundo pero visible a los ojos de Dios. Invisible para el cuerpo, pero visible para el alma.
Asimismo, sé por boca de muchos de la labor que nuestro personal sanitario está desarrollando en el pueblo, ante lo que no puedo hacer otra cosa que agradeceros, en nombre no de esos muchos, sino de todos, todo lo que estáis haciendo.
Sois un ejemplo de donación, vocación y servicio. Con vuestra vida entregada nos ayudáis y enseñáis a entregar la nuestra en favor del prójimo. Por eso desde la Parroquia aparte de los aplausos a las 20:00 rezamos y ofrecemos la Misa especialmente por vosotros y por vuestras familias. Rezamos para que el Señor os ilumine y os guíe en vuestras decisiones, en vuestros diagnósticos y en vuestros acompañamientos a los enfermos. Gracias. Como gesto, también tocaremos las campanas a esa hora, para unirnos a ese agradecimiento a nivel nacional por vosotros.
Bastantes de vosotros me preguntáis a qué se dedica un sacerdote durante este tiempo. En estos días en los que tengo que atender a tantas personas por teléfono (no sólo del pueblo) no está siendo fácil humanamente, pero con la oración se puede todo. Con la Parroquia unida en oración todo se puede. Yo sé que soy el que da la cara (o la voz) por teléfono pero que estoy fuerte porque estoy apoyado por la oración de muchos.
Atender a las personas que se rompen en una llamada porque han perdido a un ser querido, porque han dado positivo, porque están o se sienten solos, porque están desesperados, porque no se pueden despedir de sus seres queridos que están ingresados... todo eso o te apoyas en la oración, o te apoyas en Alguien más fuerte que tú o humanamente es imposible de aguantar.
He tenido varios testimonios de personal sanitario que en el plano humano están al límite. Decidir a quién poner un respirador y a quién no, es una prueba muy dura. Porque nadie quiere convertirse en juez de quién vive y quién no. Ver cómo los enfermos mueren solos, es una prueba muy dura. Estar en la puerta de un hospital y decirle a los familiares que no pueden pasar y que te digan que prefieren contagiarse pero que les dejen despedirse... es una prueba muy dura... Estas son el tipo de llamadas que atiendo diariamente y, como digo, con la fuerza y el apoyo de muchos. Por eso gracias.
También atiendo llamadas de compañeros sacerdotes que están en los hospitales, que son capellanes, algunos también han caído y han sido sustituidos por otros sacerdotes. Tengo testimonios de hermanos sacerdotes que antes de ser sacerdotes fueron enfermeros o médicos y se han presentado voluntarios en IFEMA y en los distintos hospitales para desempeñar la doble medicina, la del cuerpo y la del alma. La corporal y la espiritual. Nos pidieron desde la diócesis quién se ofrecía voluntario para esta labor y somos muchos los que nos apuntamos por si hiciera falta. Desde el teléfono también les atiendo para decirles que no están solos, que con nuestra oración desde Hoyo de Manzanares se sientan arropados, consolados, porque somos muchos los que estamos rezando.
https://www.lainformacion.com/espana/coronavirus-ifema-capellan-sacerdote-enfermos/6555185/
Os cuento algunas cosas a este respecto. Lo primero que destacan los sacerdotes que están en hospitales es la labor del personal sanitario. A todos los sacerdotes con los que he hablado, cuando les he preguntado por algo positivo todos me han destacado al personal sanitario. El personal sanitario de nuestro país es una maravilla. ¡¡¡Qué suerte tenemos!!!
Lo segundo que destacan es la compenetración con ellos. No hay interferencia para nada. Los sacerdotes se centran en dos tipos de ayuda: Si el paciente es creyente y quiere, dispensa los sacramentos (es increíble la cantidad de gente que está pidiendo confesarse, pidiendo sacramentos…). Y, sea creyente o no, acompaña al que está solo para que no muera solo. Y aun así tampoco llegan a todos.
Por eso aquí es dónde necesitan a Nuestra Parroquia de Hoyo. Nosotros rezamos para la sanación de los enfermos, pero si no sanan, rezamos para que no mueran solos, mueran arropados con nuestra oración. Rezamos para que Nuestra Madre la Virgen María esté a su lado. Repetimos todos los días en el avemaría “Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”. Bien, en este tiempo de pandemia rezamos lo mismo, pero para que Nuestra Madre la Virgen esté acompañándoles en el momento de su muerte. Todos nos vamos a morir. Nuestra labor, como Parroquia, no sólo es que el agonizante no muera solo sino sobre todo que muera preparado para la otra Vida. Porque todos nos queremos encontrar con nuestros seres queridos en la otra Vida.
Cómo sabéis nuestro Vicario Episcopal está ingresado, parece que ya ha superado la crisis, pero sigue con oxígeno. Seguimos rezando por él.
https://alfayomega.es/202248/vicario-episcopal-de-madrid-desde-el-altar-de-mi-cama
El tercer servicio que nos pide la diócesis es atender las morgues donde están todos los cadáveres. Rezar responsos por cada uno de los difuntos y atender a las familias.
Por último, también me gustaría agradecer a tantos vecinos que con un corazón generoso (feligreses o no) se han ofrecido voluntarios para ayudar en la Parroquia “para lo que sea”. Uno no deja de llevarse buenas sorpresas. Dios os lo recompensará. Sois una luz que brilla en medio de estas tinieblas.
Querida Parroquia ya veis lo necesarios que sois. ¡¡¡No dejéis de rezar!!! Con la oración llegáis al
corazón del personal sanitario, al corazón del enfermo, al corazón del sacerdote, al corazón del moribundo... al corazón de la sociedad. Con vuestra oración llegáis a donde las fuerzas de nuestro maravilloso personal sanitario y a donde nuestros sacerdotes no pueden llegar. Son humanos, no dan abasto, son limitados. ¡¡¡En cambio, el poder de la oración es ilimitado!!! Gracias de corazón.
Rezad por los sacerdotes también. Por ejemplo, el P. Pablo que tantas veces ha venido a la Parroquia y que tanto cariño tiene al pueblo, lleva la cifra de un muerto al día en su Parroquia desde que empezó esta crisis…
Por eso nosotros nos unimos al #quedateencasa pero añadimos, ¡¡¡quédate en casa y reza!!! Muchos de vosotros me decís que hemos tenido que padecer esta situación para caer en la cuenta de lo que es realmente importante. De que todos nos tenemos que ir algún día y que esta situación está sirviendo para ordenar nuestra vida porque muchas “seguridades” que teníamos se han esfumado. ¡Ánimo¡ y que este tiempo sirva para poner la confianza en el Único que ha vencido a la muerte, y así el día que seamos llamados, venceremos a la muerte junto a Él para la Vida Eterna.
Perdón por las llamadas y mensajes que no he podido atender. Estáis todos en nuestras oraciones.
Rezamos por todos los que han muerto, por los que les lloran, por el fin de la pandemia y por todos los que están dando lo mejor de sí para acabar con ella.
Querido vecino de Hoyo, seas o no creyente, por ti rezamos. Por tu familia y seres queridos. ¡¡¡Que Dios os Bendiga!!!
En estos días que se celebran los misterios centrales de nuestra fe. Os deseo que estemos más unidos que nunca". Con afecto. P. Gonzalo.
Teléfonos de interés de la Iglesia de Madrid.
https://www.archimadrid.org/index.php/oficina/la-iglesia-de-madrid-sigue-abierta
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