Víctor Ballester, presidente de la Asociación de Belenistas, en el acto de lectura de los microrrelatos con la socias Pilar Puertas y Conchi Brox |
El pasado 21 de diciembre de 2023, a lo largo de la Noche en Blanco celebrada entorno al Belén Popular instalado en el Centro de Cultura se hizo entrega de los premios del III Certamen de Microrrelatos organizado por la Asociación Belenista de Hoyo de Manzanares.
La ganadora del primer premio al no poder recoger su premio lo puso a disposición de la Asociación para que procediera según considerara conveniente optándose por dividir el premio en dos. El kit de papelería fue entregado a la concursante Nicosaca, menor de edad, y la comida en un restaurante de Hoyo de Manzanares se entregó a Caritas para que lo hiciera llegar a una pareja del municipio con problemas económicos y que suela pasar por sus instalaciones para la recogida de alimentos.
El primer premio correspondió al microrrelato titulado “Susurros en la noche mágica”, escrito por Luz Estelar, por la magia que inspira, por incorporar la ternura de una niña a la Navidad, por su final mágico e ilusionante, y porque, en definitiva, todos somos esas figuras que necesitan la luz de la navidad.
Susurros en la noche mágica, por Luz Estelar
Es noche cerrada y por eso todos hablan en susurros. El pastorcillo que vigila a sus ovejas. La lavandera que descansa junto al río. El mercader que viaja con su burro. El niño que duerme en el pesebre. Sus padres, que lo miran con amor y esperanza.
Entonces, una luz aparece en el horizonte. Todos la miran, parece una estrella. O quizá sea un ángel. Se acerca cada vez más, iluminando la región. El niño se frota los ojos y despierta. La mula y el buey sacuden la cabeza.
Todo resplandece y cuando miran hacia arriba, ven dos grandes y brillantes ojos que los miran con una gran ilusión.
“Mamá, ya es Navidad, ¡vamos a montar el Belén!”, dice la niña que abre la caja donde descansan las figuritas.
El segundo premio fue para el microrrelato titulado “Belén viviente”, de Il Poverello, por su lenguaje ágil, fluido, vivo, y por saber captar el costumbrismo de un pueblo.
Belén viviente
- Corre Paco, que ya van a abrir.
- ¡Espera, que el ángel de este año no quiere quedarse quieto!
- ¡Bajadme, que tengo vértigo! – gritó el ángel.
- Paco, apóyale en el techo del portal, que se quede más tranquilo.
Cuando Paco terminó, Joaquina y él corrieron a sus sitios.
- Córcholis, que fría está el agua – dijo Joaquina mientras metía las manos en el río.
- ¡Por lo menos tú solo pasas frío en las manos! – dijo Paco mientras se bajaba el pantalón y se ponía en cuclillas.
- ¡Este techo está crujiendo! – gritó el ángel.
- ¡Shhhh que ya están abriendo al público! -mandó callar Joaquina.
Desde la calle se oían las palabras del alcalde: “¡…y con mucha ilusión, inauguramos el Belén de esta Navidad!”.
Cuando los niños entraron corriendo para verlo, sonriendo y saltando, todas las figuras comprendieron que su sacrificio merecía la pena.
Un accésit fue para el microrrelato “Sueños de Belén”, de Emilia Vilamorte, por su gracia, su originalidad, y saber mostrar la visión inocente de la infancia.
Sueños de Belén
En la penumbra de la vieja casa, entre fragancias de canela y velas titilantes, Martín descubrió el portal de Belén en el desván de su abuela. Un fulgor tenue se desprendió cuando tocó la diminuta estrella. De repente, se vio envuelto en un silencio atemporal.
Ante él, el belén cobró vida. En la quietud de la noche, las figuras recuperaron su ancestral movimiento. Los pastores, arrodillados, compartían risas con las ovejas que pastaban tranquilas. María, con ojos de ternura, acunaba al recién nacido. Los Reyes Magos portaban regalos traídos de los tres confines del mundo. Martín se sintió abrazado por la eternidad. El pequeño intruso acompañó los cánticos y versos que los ángeles dedicaban al Niño Dios. Las imágenes de la Navidad se imprimieron en las retinas de Martín como si las pinturas sagradas hubiesen cobrado vida. También él era niño y dormía dentro del viejo belén.
Y el otro accésit fue para el microrrelato “Evolución”, de Adler, porque como Asociación belenista nos recuerda y refleja el trabajo a contrarreloj necesario para tener y ofrecer un belén a tiempo; porque los escaparates con sus belenes son parte de la ilusión y la alegría de la Navidad.
Evolución
A medida que se acercaba diciembre pareciera que el espíritu de Scrooge se apoderaba de Fernando, tal se escuchaba al farmacéutico quejándose del poco tiempo que disponía para montar el Belén.
Un ir y venir de cajas rebosantes de figuras, luces y mecanismos, tardes de apresurados paseos para comprar nuevas pinturas, maderas o musgo fresco, un ajetreo acompañado indefectiblemente de lamentaciones (última vez… hay tradiciones que deberían perderse… quién me manda… esto no luce… para qué…)
Esposa e hijas se sonreían, era cuestión de tiempo.
Y como cada ocho de diciembre desde hacía doce años Fernando subía la cancela de la Farmacia, abría sus puertas y comenzaba a recibir felicitaciones de los clientes. Nadie escapaba de la belleza del pesebre, la Sagrada Familia, las luces, del resplandeciente río y las brillantes estrellas… del sentimiento alegre que emanaba del escaparate.
Había empezado la Navidad y Fernando sonreía satisfecho.
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